El desarrollo de la «batería de congelación-descongelación», que congela su energía para utilizarla más tarde, es un paso hacia las baterías que pueden utilizarse para el almacenamiento estacional: ahorrar energía en una estación, como la primavera, y gastarla en otra, como el otoño.
El prototipo es pequeño, del tamaño de un disco de hockey. Pero la utilidad potencial de la ciencia que hay detrás del dispositivo es enorme, y augura una época en la que la energía procedente de fuentes intermitentes, como el sol y el viento, podrá almacenarse durante mucho tiempo. El trabajo de los científicos del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico del Departamento de Energía se publicó en línea el 23 de marzo en Cell Reports Physical Science.
«Las tecnologías de almacenamiento de energía de larga duración son importantes para aumentar la resistencia de la red cuando se incorpora una gran cantidad de energía renovable», dijo Imre Gyuk, director de Almacenamiento de Energía de la Oficina de Electricidad del DOE, que financió el trabajo. «Esta investigación supone un paso importante hacia una solución de almacenamiento de baterías estacional que supere las limitaciones de auto descarga de las tecnologías de baterías actuales».
Las fuentes renovables fluyen y refluyen con los ciclos de la naturaleza. Eso hace difícil incluirlas en un flujo de electricidad fiable y constante. En el noroeste del Pacífico, por ejemplo, los ríos cargados de escorrentía alimentan al máximo las presas hidroeléctricas, mientras los vientos soplan con fuerza en el desfiladero del Columbia. Toda esa energía debe aprovecharse inmediatamente o almacenarse como máximo durante unos días.
A los operadores de la red les encantaría aprovechar esa energía primaveral, almacenarla en grandes baterías y liberarla a finales de año, cuando los vientos de la región son más lentos, los ríos están bajos y la demanda de electricidad alcanza su punto máximo.
Las baterías también mejorarían la capacidad de las empresas de servicios públicos para hacer frente a los cortes de electricidad durante las tormentas severas, haciendo que grandes cantidades de energía estén disponibles para alimentar la red después de un huracán, un incendio forestal u otra calamidad.
Fuente: Pacific Northwest National Laboratory (PNNL)