En tres años, la Central Térmica Ventanilla ha reducido la extracción de más de 1’150,000 m³ de agua subterránea, equivalente al consumo anual de más de 16,700 personas, y ha reducido en más de 705,000 m³ la descarga de efluentes. Así, fortalecen la gestión de la cuenca del río Chillón y protegen el ecosistema marino cercano a la planta.
Además, el consumo de antiincrustantes ha disminuido en un 74% y el de ácido sulfúrico, en un 3%, mejorando la sostenibilidad ambiental y la salud ocupacional, al reducir la exposición del personal a productos químicos. Estos avances se han traducido también en un ahorro de más de US$ 855,000 entre 2021 y 2024, con un promedio anual de US$ 300,000.
Así lo constató el Comité de Asuntos Ambientales y el Comité del Agua de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) durante su visita a la planta operada por la generadora eléctrica Orygen, con el objetivo de acercar a los asociados de los tres sectores —minería, hidrocarburos y electricidad— a las operaciones en campo, generando un espacio de diálogo e intercambio de conocimientos y buenas prácticas entre los gestores ambientales y de operaciones de las empresas.
Implementado desde mayo del 2021, Smart Chemical Control fue diseñado para optimizar el uso del agua y de los productos químicos empleados en el proceso de enfriamiento de la central. Gracias a un monitoreo en tiempo real de parámetros clave como pH, conductividad y turbidez, permite ajustar con precisión las dosis de insumos químicos, evitando desperdicios y reduciendo la extracción de agua subterránea.
A través de la automatización de controles en variables clave, como el pH, la concentración de sales disueltas y el uso de antiincrustantes (compuestos químicos que reducen la formación de obstrucciones en equipos que trabajan con agua), se amortiguaron los efectos de las variaciones externas, manteniendo un desempeño óptimo.
La visita de los representantes de la SNMPE también incluyó una explicación técnica sobre el ciclo combinado que caracteriza a esta central térmica, donde las turbinas de gas natural y de vapor trabajan en conjunto para maximizar la generación de energía eléctrica. El Smart Chemical Control se integra de manera estratégica en este proceso y asegura que la eficiencia energética no se logre a costa del consumo excesivo de recursos ni del impacto ambiental.
La siguiente fase del proyecto, Smart Chemical Control 2.0., incorporará inteligencia artificial para permitir análisis predictivos y ajustes automáticos, para reforzar aún más los estándares de eficiencia, seguridad y desempeño ambiental.