Producción de biocombustibles deberá cuadruplicarse para descarbonizar sector energético

América Latina y el Caribe se destaca por sus grandes potenciales de producción de energía limpia o de bajas emisiones netas, como es el caso de los biocombustibles líquidos de origen vegetal, específicamente el bioetanol y el biodiesel, destacándose en volumen de producción Brasil, Argentina, Paraguay y Colombia; teniendo estos vectores energéticos un papel preponderante en la transición energética de la región, debido a su versatilidad para sustituir combustibles fósiles en los sectores de mayor consumo energético como el transporte y la industria.

De acuerdo al último ejercicio prospectivo de OLADE, incluido en el Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2024, para un escenario de descarbonización acelerada del sector energético de la región (NET0), al 2050 se necesitaría producir de biocombustibles líquidos, casi cuatro veces la cantidad producida en el 2023, para alcanzar en ese año un 25% de participación en el consumo de energía del sector transporte y un 10% de participación en el consumo final total de energía a nivel regional.

Debido a que se considera que el consumo de biocombustibles líquidos se realizará siempre en mezcla con combustibles de origen fósil, como la gasolina y el diésel en la mayoría de países de la región y dado que la demanda de estos últimos irá disminuyendo por efecto de la penetración de otras fuentes como la electricidad el gas natural y eventualmente el hidrógeno verde, la tasa de crecimiento en la producción de biocombustibles líquidos va también disminuyendo durante el período de proyección, siendo por ejemplo de 8.3% promedio anual entre 2023 y 2035 y de 2.2% promedio anual entre 2035 y 2050.

La OLADE, en su Nota Técnica titulada “Una introducción al sector de los biocombustibles en América Latina y el Caribe”, resaltó que América Latina y el Caribe contribuyeron con el 27% de la producción mundial de biocombustibles líquidos, con Brasil consolidándose como el principal actor al aportar el 93% de la producción regional. Este liderazgo responde a la combinación de ventajas competitivas, tales como la disponibilidad de recursos naturales, una robusta capacidad agroindustrial y una trayectoria consolidada en la producción sostenible de bioetanol y biodiésel.

La relevancia de estos combustibles en la región se refleja en su crecimiento sostenido durante la última década: entre 2013 y 2023, la producción de biodiésel creció un 163%, mientras que la de bioetanol aumentó en un 36%.

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