La aplicación del modelo de los «Cercos Estratégicos» puede ayudar a la minería peruana a enfrentar los riesgos críticos que la amenazan, lo cual es importante tenerlo en consideración. Ello se debe tener en cuenta después de los ultimos incidentes ocurridos en este mes en el norte del país, con la zona de Pataz (sierra de La Libertad) Con una mejor gestión de estos riesgos, la minería peruana puede tener un futuro más promisorio, contribuyendo al desarrollo del país y mejorando la calidad de vida de las comunidades.
Para José Antonio La Rosa, Co fundador de la empresa Supera, la implementación de este modelo debe ser liderada por las empresas mineras, ya que es muy difícil que el Estado lo haga. Para ello, es necesario trazar un plan estratégico que incluya la capacitación de los colaboradores y la inversión en tecnología y procesos.
los «Cercos Estratégicos», una metodología que busca capacitar a líderes de industrias extractivas en estrategias para construir barreras de contención ante variables que pueden afectar el desarrollo de un proyecto o la continuidad de una operación. El modelo consta de cinco dimensiones.
La primera es el cerco político, que es el primer cerco de defensa y el más inestable por el menor poder de gestión. Sin embargo, toda gran inversión debe tener un blindaje político. Le sigue el cerco estratégico Legal. Es el cerco tradicional del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y debe tener un tratamiento legal óptimo de clase mundial y sin errores.
La Rosa señala que otro cerco es el Operacional, cuya fortaleza se da por la capacidad de proteger los «activos críticos» y por evitar la obsolescencia tecnológica de los equipos y procesos.
También hay que considerar el Cerco estratégico Social. Este cuarto cerco hace referencia a la fortaleza de las relaciones con las comunidades de influencia directa e indirecta. Y también el Cerco Estratégico Laboral, que es el último cerco de defensa, cuya fortaleza se da por el Sentido de Pertenencia de los Colaboradores.
El ejecutivo agregó que la minería peruana enfrenta a una serie de riesgos críticos que debilitan su desarrollo, tanto a nivel social, ambiental como de seguridad. Además existen otros riesgos que también deben ser considerados, como la inestabilidad política, la obsolescencia tecnológica y la falta de confianza entre las empresas mineras y las comunidades que pueden estallar a manera de conflicto en cualquier momento.