Aunque eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera es una de las principales batallas en la lucha contra el cambio climático, una nueva empresa italiana ha encontrado la manera de convertir el CO₂ en un arma contra el calentamiento global.
El miércoles, Energy Dome inauguró su primera instalación de baterías de CO₂ en Cerdeña y entró en la fase de escalamiento comercial.
La compañía ha estado desarrollando un método de almacenamiento libre de emisiones que almacena la energía generada por el sol y el viento. El CO₂ juega un papel útil en el proceso, ya que tiene propiedades que pueden ayudar a almacenar electricidad de fuentes de energía renovables cuando se convierte de gas a líquido.
La tecnología de almacenamiento podría ser un cambio de juego en la forma en que se utilizan la energía solar y eólica, ya que son energías variables que solo se generan cuando hay sol o viento.
“El problema con las energías renovables es que esas fuentes de energía son muy limpias, pero también son intermitentes y no se pueden despachar”, dijo a Euronews Next el fundador y director ejecutivo de Energy Dome, Claudio Spadacini.
“La tecnología que falta para hacer que la energía renovable sea gestionable las 24 horas del día, los 7 días de la semana es una tecnología que sea capaz de almacenar energía solar cuando el sol brilla y cuando sopla el viento y puede devolver (energía) a la red cuando el sol no brilla”.
¿Cómo funciona?
Este método, que nunca antes se había utilizado, almacena energía utilizando presión y calor.
El proceso comienza con el almacenamiento de gas CO₂, obtenido de proveedores comerciales, en una gran cúpula sellada. Cuando se alimenta energía al sistema, empuja el gas a través de un compresor para condensarlo en líquido, mientras que el calor de esta compresión se captura y almacena para ser utilizado nuevamente más tarde.
Cuando llega el momento de descargar la energía, el calor que se almacenó se usa para evaporar el CO₂ líquido nuevamente, y su expansión, a medida que se convierte en gas y regresa al domo, impulsa una turbina que genera energía.
Aunque suene complicado, el método solo requiere acero, CO₂ y agua, y el sistema de circuito cerrado no genera emisiones.
“Irónicamente, usamos CO₂ para que nuestro sistema funcione. Es solo el combustible que usamos para que nuestra tecnología funcione”, dijo Spadacini, y agregó que solo se necesita para poner en marcha el sistema, que está diseñado para durar alrededor de 30 años.
Fuente: Euronews.next