El rápido crecimiento de las energías limpias en China está semandando más cobre, lo que apoya al mercado en un momento en el que las fuentes tradicionales de demanda, como la vivienda, se encuentran en un punto muerto.
Las importaciones de cobre son uno de los pocos puntos positivos en un panorama por lo demás sombrío para el consumo chino de materias primas. Parte de esa demanda se debe a un cambio de uso previsto desde hace tiempo para alimentar el crecimiento de los nuevos sectores energéticos, desde la construcción de enormes proyectos eólicos y solares en el interior del país hasta el auge de los vehículos eléctricos.
«El consumo en las redes eléctricas y las nuevas energías, incluidos los vehículos eléctricos, están compensando las pérdidas de los sectores tradicionales, como los electrodomésticos», dijo Ji Xianfei, analista de Guotai Junan Futures Co.
Las importaciones han aumentado un 8,1% este año, mientras que las compras de mineral para la industria nacional de fundición han subido un 9%, frente a los descensos anuales de artículos como el petróleo crudo y el mineral de hierro. El uso tradicional del cobre en tuberías y cableado sigue siendo dominante, por lo que el cambio a las energías renovables parte de una base baja. Sin embargo, la crisis inmobiliaria de China probablemente acelere el aumento de la cuota de demanda de las energías limpias.
Las propiedades conductoras del metal hacen que la transmisión de electricidad sea su mayor aplicación, con un 31% del consumo en China, según datos de UBS Group AG de febrero. Le sigue la construcción, con un 20%, y los electrodomésticos, con un 18%. Los automóviles y las energías renovables sólo se llevaron el 6% y el 5% de la demanda, respectivamente.
De esta manera, CRU Group prevé que la demanda de cobre en China aumente un 0,8% este año, hasta los 15,55 millones de toneladas, con un crecimiento de más del 4% de los automóviles y la transmisión de electricidad que contrarresta el descenso del 4% de la construcción y el 2% de los bienes de consumo duraderos. Se prevé que el uso del cobre en los vehículos eléctricos aumente hasta el 2,8% del total, frente al 2,2% del año pasado.
Asimismo, el rápido crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos y el aumento masivo de la energía renovable van a suponer una contribución relativamente importante a la demanda de cobre. Los vehículos eléctricos consumen 84 kilogramos de cobre por vehículo, casi cuatro veces más que un coche normal, mientras que las turbinas eólicas y los paneles solares requieren más del metal en comparación con las centrales térmicas.