Un equipo de investigadores surcoreanos ha desarrollado una innovadora tecnología capaz de purificar el agua salada sin necesidad de electricidad, utilizando únicamente la luz solar. Este avance podría representar un punto de inflexión en el acceso global al agua potable, especialmente en regiones remotas o en vías de desarrollo donde la infraestructura energética es limitada o inexistente.
Según reporta Omicrono, el sistema fue diseñado por científicos del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan (UNIST), liderados por la profesora Ji-Hyun Jang y el investigador Sourav Chaule. La clave del invento es un pequeño dispositivo que emplea un material fototérmico avanzado llamado LSMO (La₀,₇Sr₀,₃MnO₃), una perovskita que convierte la radiación solar en calor con alta eficiencia.
Gracias a este material, el dispositivo alcanza una tasa de evaporación de 3,4 kg/m2/h bajo irradiación solar estándar, superando entre 8 y 10 veces el rendimiento de tecnologías pasivas previas que también usan energía solar. Pero el verdadero avance está en su diseño: una estructura en forma de “L” invertida hecha de papel poroso permite absorber agua salada sin necesidad de bombas o motores, dirigiendo las sales hacia los bordes del dispositivo donde se cristalizan sin obstruir el proceso.
Este sistema autolimpiante no solo garantiza un flujo constante de agua potable, sino que además permite recolectar sal como subproducto, lo que añade valor sostenible al proceso.
Su capacidad para operar con soluciones salinas de hasta un 20% —muy por encima del 3,5% del agua de mar— lo posiciona como una herramienta versátil para el tratamiento de salmueras industriales o aguas residuales en condiciones extremas.
Al funcionar sin electricidad ni generar residuos contaminantes, esta tecnología contribuye directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y al ODS 13 (acción por el clima). Además, es modular y escalable, por lo que puede adaptarse a necesidades individuales o comunitarias en contextos de emergencia, crisis climáticas o desertificación.
En definitiva, este desarrollo surcoreano ofrece una solución práctica, sostenible y eficiente al desafío global del acceso al agua potable.