La ciudad portuaria de Dalian, situada en la provincia de Liaoning y en torno a la que se aglutinan más de cinco millones de personas, ha puesto en marcha un sistema de almacenamiento único: la mayor batería de flujo (o líquida) del mundo, una instalación ya conectada a la red que suministrará energía suficiente, calculan sus responsables, para aproximadamente 200.000 hogares cada día.
El anuncio lo ha hecho la Academia China de las Ciencias (CAS), que precisa que la central de almacenamiento de energía —“la de mayor potencia y capacidad del mundo hasta la fecha”, presume— se conectó a la red de Dalian hace varios días, el 29 de septiembre, y se pondrá en marcha hacia mediados de este mismo mes. Durante una primera fase operará con una capacidad de 100 MW/400 MWh, datos que elevarán ya en la siguiente etapa de la infraestructura a 200 MW/800 MWh.
“Tomando como referencia el consumo medio de electricidad en la vida diaria de China, que es de 2 kWh per cápita, la central puede satisfacer la demanda diaria de electricidad de 200.000 residentes, reduciendo así la presión sobre el suministro eléctrico durante los períodos de máxima demanda y mejorando su fiabilidad en la región sur de Dalian”, señala la academia china en un comunicado.
La instalación, recalca la CAS, será especialmente valiosa para facilitar el uso de las energías renovables y que el gigante asiático pueda alcanzar sus objetivos de neutralidad de carbono, clave en el país que más ha contaminado a lo largo del año pasado con sus emisiones de CO2.
Las variaciones de viento y luz solar hacen que su aprovechamiento como fuente de energía no siempre resulte sencillo, por lo que la central de Dalian las utilizará para cargar las baterías durante los períodos valle, convirtiendo la energía eléctrica en química. Cuando la red afronte un pico de carga máxima, se reconvertirá en electricidad para transmitirla a los hogares de la ciudad.
La central actuará así a modo de “banco de energía” para atajar los picos de demanda y sacar provecho durante las horas valle. “Ayudará a Dalian a hacer uso de las renovables, como la eólica y solar”, inciden desde la academia de ciencias: “Esta tecnología es prometedora en las aplicaciones de almacenamiento a gran escala por su seguridad, fiabilidad, gran potencia de salida y capacidad, vida útil, buena relación coste-rendimiento, uso de electrolitos reciclables y respeto al medio”.
Aunque la central se conecta ahora a la red el proyecto viene ya de atrás, de hace más de un lustro. La Administración Nacional de Energía le dio su visto bueno en 2016 para convertirse en el primer proyecto nacional de demostración de almacenamiento de energía química a gran escala.
La nueva instalación de Darian se basa en la tecnología de almacenamiento de flujo de vanadio, pieza fundamental del sistema y que difiere de las baterías de iones de litio, comunes en los coches eléctricos y smartphones. El sistema —detallan desde New Atlas— echa mano de grandes tanques para almacenar energía química en forma de electrolitos líquidos que se pueden convertir en electricidad gracias a membranas especiales por las que se hace pasar el fluido.