Repsol se ha aliado con Powerfultree para explorar proyectos con tecnología agrovoltaica en España, una rama que trata de conciliar el objetivo de desarrollo de las renovables, en concreto la fotovoltaica, sin que cambie el uso principal del suelo sobre el que se asienta, el uso agrario y ganadero, en suma, la producción de alimentos.
En concreto, la alianza arrancará con el desarrollo de un primer proyecto piloto en una de las fincas vinícolas de la Escuela de Enología San Gabriel, en Aranda Duero, que tiene su propia bodega adscrita a la DO Ribera de Duero, informó la compañía tecnológica dedicada a la realización de proyectos agrovoltaicos.
En este caso, se tratará además de demostrar que la agrovoltaica es una herramienta para luchar contra los efectos del cambio climático sobre los viñedos españoles. La instalación la llevará a cabo ‘Solar360’, nueva sociedad de autoconsumo creada por Repsol y Telefónica España.
La apuesta de Repsol por la agrovoltaica
En este piloto, Powerfultree va a validar su modelo de sombreado activo, que permite proteger a la planta de los efectos tan desfavorables de la irradiación excesiva y de las altas temperaturas sobre un viñedo de calidad. El sombreado activo se consigue moviendo las placas fotovoltaicas montadas sobre una estructura elevada.
La agrovoltaica es una nueva tecnología innovadora que está despertando gran interés en Europa, Extremo Oriente y Estados Unidos. Se trata de una ciencia que se ha trabajado en los últimos 25 años predominantemente en los institutos alemanes, franceses y japoneses, y cuyas posibilidades quieren explorar ambos grupos.
Esta tecnología puede ser utilizada en muchos otros cultivos necesitados de sombra, como pueden ser los árboles frutales o incluso los cultivos de regadío, cultivos que pierden una gran parte del agua utilizada por evapotranspiración, fenómeno que se ha incrementado con el cambio climático y que pone en riesgo tanto a los cultivos como al recurso hídrico, bien tan escaso en la cuenca mediterránea.
Además, genera como beneficio añadido el poner a disposición del sector agrario una importante cantidad de energía a un precio competitivo y generada en el propio cultivo, lo que unido a los datos proporcionados por los sensores, posibilitará acometer muchos proyectos para la mejora de la producción y de la calidad de los cultivos, para la electrificación de la maquinaria agrícola o incluso para poder acercar los puntos de recarga al mundo rural.