En sesión de la Comisión de Energía y Minas del Congreso, el presidente de Petroperú, Humberto Campodónico, informó que el periodo de pruebas de la Nueva Refinería Talara (PMRT) culminará en el cuarto trimestre del año, cuando se esperaba que fuera en setiembre.
Dijo que el arranque gradual no depende solo de Petroperú, también están implicadas las empresas constructoras Técnicas Reunidas y Cobra, pues son estas las que «arman» la refinería y «deben probar los equipos poco a poco». Terminado este proceso, la refinería pasa a manos de Petroperú.
El PMRT es el proyecto de inversión más importante del sector energético y su ejecución prioritaria fue declarada de necesidad pública e interés nacional mediante Ley N° 30130, con el fin de asegurar la preservación de la calidad del aire y la salud pública. Pero es también una declaración de intenciones: en el camino, el país busca más libertad energética.
Hoy la producción peruana de petróleo se encuentra deprimida, hay meses en que toca fondo —debido muy probablemente a conflictos sociales— y no supera los 20,000 barriles de petróleo por día (bpd). Más o menos, pues esto varía mucho, de cada 100 barriles de petróleo que consume el Perú, 75 se importan; el país, cada año, importa un promedio de S/6,000 millones en petróleo.
Petroperú, con su refinería, quiere ponerle un alto al sangrado diario de dinero en energía que necesita pero que no produce. Ahora, y según las consultas sobre las expectativas empresariales más recientes, el contexto actual tampoco es el mejor para atraer inversiones. No hace mucho, GeoPark anunció la devolución de un lote; algo parecido hizo Frontera Energy, mientras que Tullow, de capitales irlandeses, no ha tenido éxitos exploratorios en el mar peruano.
A ello se suma el conflicto de Pluspetrol Norte contra el OEFA y la controversia entre la misma Petroperú y Altamesa, la empresa canadiense con la que supuestamente explotarían el Lote 192, pero ahora nada está claro pues la petrolera estatal puja por tener el control total de más lotes petroleros. En un contexto como este, el 12 de abril, iniciaron las pruebas de arranque de la Nueva Refinería de Talara a la que asistió el mismo presidente Pedro Castillo.
La Nueva Refinería Talara retirará el azufre de las gasolinas y el diésel. Estos últimos procesos se conocen como hidrotratamientos. El hidrotratamiento de naftas, por ejemplo, es un proceso donde se hace reaccionar hidrógeno con hidrocarburos insaturados (principalmente diolefinas y aromáticos) transformándolos en saturados (parafínicos y nafténicos). Así mismo, el hidrógeno reacciona con compuestos de azufre, nitrógeno y oxigenados transformándolos en ácido sulfhídrico (H2S), amoniaco (NH3) y agua (H2O).
La nueva unidad de flexicoking está conformada principalmente por tres recipientes mayores: un reactor, un calentador, y un gasificador, así como por un sistema de fraccionamiento de productos, recuperación de GLP y manejo de coque purgado y fino. «El flexicoking —explicó Petroperú—procesará los fondos de las dos unidades de destilación al vacío sin generar grandes cantidades de combustibles residuales y coque».
Para almacenar su producción, la nueva refinería utilizará 21 tanques (1.5 millones de barriles de capacidad en total), además de instrumentalizar (inventario, transferencia y custodia) 30 de los existentes. La Nueva Refinería de Talara también producirá ácido sulfúrico.
Lo importante de la nueva refinería de Talara es que «va a vender a 50 ppm, no solamente el diésel, como dice la norma, sino también las gasolinas», sostuvo Campodónico hace unas semanas en declaraciones a un medio local. Dijo además que el Perú, en «poco tiempo» con la Nueva Refinería Talara, accederá al Euro 6, que contempla 10 ppm en la gasolina y en el diésel.