Pese al alto precio internacional del petróleo, la inversión en hidrocarburos en Perú sigue estancada. En la última década promedió apenas US$ 450 millones anuales, muy por debajo de los más de US$ 1,400 millones al año entre 2004 y 2014. Incluso en 2024, cuando se registró un leve repunte (US$ 564 millones), la cifra representó menos de la mitad de lo invertido en 2014.
La exploración es el mayor cuello de botella. Desde 2021, solo se han realizado tres perforaciones exploratorias, frente a las 47 ejecutadas en el quinquenio 2011-2015. Además, desde 2017 no se firma ninguna nueva licencia, aunque en agosto de 2025 se aprobaron modificaciones a contratos existentes, marcando el ingreso de la gigante petrolera Chevron al sector tras la cesión de participación de Anadarko en los lotes Z-61, Z-62 Y Z-63.
Debido a este estancamiento, las reservas probadas de gas natural acumulan nueve años de caída, lo que proyecta una posible crisis energética y una mayor dependencia de la importación de gas en los próximos años si no se revierten las tendencias. Para 2025 se proyecta que lleguen a 6.9 billones de pies cúbicos (TCF), un 57 % menos que el pico alcanzado en 2016. Al ritmo actual, el gas alcanzaría solo hasta 2039, salvo que se destraben proyectos como el Lote 58 en Cusco, que podría elevar las reservas en 37 %.
Impacto fiscal y en los precios de la energía
Los hidrocarburos contribuyen significativamente a las finanzas públicas. Entre 2005 y 2024, el canon y sobrecanon generaron más de S/ 33,000 millones, equivalentes al 5.7 % del PBI de 2024. No obstante, su contribución depende en gran medida de la volatilidad internacional: mientras entre 2010 y 2014 se recaudaron más de S/ 2,670 millones al año, en 2015-2019 la cifra cayó 38 %.
El sector también influye en el costo de la energía. En el caso del diésel y las gasolinas, gran parte es importada (77 % y 55 % en 2024, respectivamente), lo que expone a los consumidores a la volatilidad de precios internacionales. En contraste, el gas natural mantiene precios locales bajos gracias a la producción nacional. Durante la crisis energética 2021-2022, Perú pagaba en promedio US$ 2/MMBTu, frente a los US$ 35 en Europa y US$ 6 en EE. UU.