La energía eólica terrestre en Sudamérica continúa expandiéndose, pero lo hará a un ritmo más pausado en la próxima década. Según el informe South America Onshore Wind Power Outlook de la consultora Wood Mackenzie, la capacidad instalada en la región alcanzará los 83 gigavatios (GW) en 2034, lo que representa una tasa de crecimiento promedio anual del 6,5%. Aunque esta cifra confirma una tendencia ascendente, contrasta con el crecimiento más acelerado observado en los últimos años.
Los tres principales mercados —Brasil, Chile y Argentina— concentrarán el 84% de los 39 GW de nueva capacidad previstos. Sin embargo, factores estructurales como las limitaciones en la infraestructura de transmisión, la creciente saturación del sistema eléctrico y la fuerte competencia de la energía solar están ralentizando el desarrollo sostenido de nuevos proyectos.
“La sobreoferta energética está afectando los mercados de Brasil y Chile tras el auge reciente de las renovables”, advierte Kárys Prado, analista principal de investigación en Wood Mackenzie. “A corto plazo, las restricciones en la red y la competencia solar ejercerán presión sobre la expansión eólica, aunque otros países de la región comienzan a captar la atención de los inversores a medida que se alivian los cuellos de botella regulatorios”, agregó.
En este contexto, el crecimiento futuro dependerá en gran medida de la capacidad de los países sudamericanos para resolver los desafíos de infraestructura, mejorar los marcos regulatorios y adaptar sus políticas energéticas a una realidad más compleja. Según Wood Mackenzie, el rol del mercado libre y los contratos PPA corporativos será determinante en los mercados más maduros, mientras que los países con menor desarrollo seguirán dependiendo de licitaciones públicas para atraer inversiones.
Perú: estancamiento en licitaciones, impulso desde el mercado libre
En el caso peruano, el desarrollo de la energía eólica se ha visto limitado por la falta de licitaciones públicas en la última década, un estancamiento directamente vinculado a la inestabilidad política y a la discontinuidad en la formulación de políticas energéticas. Esta situación ha provocado que la expansión de capacidad se apoye principalmente en acuerdos del mercado libre.
A pesar de que el país va por detrás en el cumplimiento de sus objetivos de energías renovables no hidroeléctricas, la energía eólica ha ganado espacio gracias a su competitividad en precios. Los acuerdos bilaterales resultan cada vez más atractivos para grandes consumidores, quienes valoran la estabilidad de precios frente a la volatilidad de las tarifas convencionales.
Si bien el Perú aún cuenta con potencial eólico significativo, su desarrollo dependerá de reformas que fortalezcan el entorno regulatorio, reactiven las licitaciones y mejoren la planificación de infraestructura eléctrica para facilitar la integración de nuevas fuentes renovables al sistema nacional.
Panorama país por país: oportunidades y cuellos de botella
Brasil, el mayor mercado eólico de la región, continuará siendo protagonista, aunque con un ritmo de crecimiento más moderado. El mercado libre seguirá impulsando nuevas adiciones, pero el exceso de oferta, los cuellos de botella en la red y el final del auge de las renovables subvencionadas por la red afectan las perspectivas a corto plazo. A largo plazo, la demanda podría recuperarse, especialmente si se implementan contratos PPA más flexibles que permitan a la energía eólica competir con la solar.
En Chile, el fuerte impulso a la descarbonización ha generado una rápida incorporación de fuentes renovables, con un avance que podría permitir alcanzar antes de lo previsto sus metas para 2030. Sin embargo, la construcción de capacidad ha superado a las mejoras en transmisión, lo que genera congestión en el sistema. Se prevé que estas presiones se reduzcan en la próxima década, a medida que maduren las inversiones en almacenamiento y red eléctrica.
Argentina mantiene una senda de crecimiento constante, pese a su compleja situación macroeconómica. El programa MATER, orientado a contratos con clientes industriales, ha sido clave para la expansión eólica a través de PPA corporativos. No obstante, la inestabilidad del tipo de cambio limita la inversión en infraestructura crítica.
En Colombia, el desarrollo eólico ha sido lento y enfrenta desafíos significativos en infraestructura y permisos, especialmente en regiones con alto potencial como La Guajira. La mayoría de los proyectos actuales provienen de licitaciones de 2019 que aún no se concretan. Se espera que el crecimiento se reactive a partir de 2027, cuando se superen los cuellos de botella regulatorios y técnicos.