La castaña, especie nativa de los bosques amazónicos, es uno de los frutos más representativos de la región. A nivel mundial, solo tres países la producen: Bolivia, Brasil y Perú. En este último, Madre de Dios concentra la mayor parte de la producción, pero también emerge como un centro de propuestas para darle valor agregado y promover su exportación bajo criterios de sostenibilidad.
“En esta parte del Perú, las interrupciones del servicio eléctrico ocurren de un momento a otro. Por eso, estamos buscando formas innovadoras de generar energía sin contaminar el aire ni producir ruido, ya que nos encontramos en plena Amazonía y debemos cuidar este entorno único y frágil”, señaló Rosa América Chávez, presidenta de la Asociación de Castañeros de la Reserva Tambopata y Parque Nacional Bahuaja Sonene (ASCART).
Con ese objetivo, la asociación desarrolló un proyecto innovador financiado y respaldado técnicamente por el programa ProInnóvate del Ministerio de la Producción. La iniciativa, que también tuvo la colaboración de expertos de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios, consistió en transformar las cáscaras de castaña en biocarbón, del cual se obtiene biogás. Este biogás, a su vez, se convierte en energía eléctrica para alimentar motores utilizados en los procesos de postcosecha. La inversión del proyecto fue de más de 380 mil soles.
“Este equipo aún se encuentra en etapa de prototipo, pero con las mejoras e inversiones necesarias, podrá convertirse en un gran aliado para optimizar nuestra producción y proteger nuestros bosques. Todo el proceso de recolección y selección de castañas se realiza aplicando técnicas que priorizan la conservación del ecosistema”, añadió Chávez.
Uno de los grandes desafíos que enfrenta esta asociación es incrementar el valor agregado del producto, en beneficio de las numerosas familias dedicadas a su recolección. Para ello, consideran fundamental fortalecer el vínculo entre la academia, la empresa privada y el Estado.