La Asociación de Distribuidoras Eléctricas Latinoamericanas lanzó el DSO Brief “La red de distribución como habilitadora de la movilidad eléctrica en América Latina” para proporcionar una visión integral de las ventajas y desafíos para la distribución eléctrica de la implementación de esta tecnología en la región.
El documento recoge las contribuciones de renombrados expertos de las empresas asociadas a ADELAT y los aportes de los integrantes de la Asociación Latinoamericana de Movilidad Sostenible (ALAMOS).
La electrificación del transporte requiere del desarrollo de nuevas infraestructuras eléctricas, es por eso que se deben sincronizar el desarrollo de las redes de distribución para facilitar la transición energética y el aprovechamiento de los recursos.
En este escenario, el papel del DSO (Distribution System Operator) se vuelve protagónico debido a que la red será un importante habilitador de la transformación sostenible de la movilidad y de la energía.
Las ventajas de la movilidad eléctrica son innegables, pero su impacto real dependerá de la implementación, la rapidez de su adopción y las características específicas de cada zona de aplicación.
En los últimos dos años, la movilidad eléctrica ha experimentado un crecimiento de más de 260% en los países más representativos de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, República Dominicana y Uruguay).
«Sin embargo, el mercado de vehículos eléctricos continúa siendo incipiente en comparación con los países desarrollados», sentencia el DSO Brief “La red de distribución como habilitadora de la movilidad eléctrica en América Latina”.
La movilidad eléctrica es una solución ambientalmente sostenible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y disminuir el impacto en la salud asociado a la mejora de calidad de aire y la exposición a ruidos en las ciudades.
Además, representa un motor para el desarrollo económico regional, ya que aprovecha los recursos disponibles y fomenta la autonomía en la matriz energética.
El impacto de la electrificación total de la movilidad se estima entre el 6% y el 25% de la demanda total de electricidad de los sistemas eléctricos nacionales, por lo que es necesaria la evolución de los mismos para adecuarse al incremento de la demanda.
Para estar a la altura de la creciente electrificación de consumo, es fundamental contar con una red de distribución eléctrica moderna, digital, automatizada, segura, resiliente, flexible, sostenible y con capacidad de alojamiento suficiente, lo que requerirá de marcos regulatorios que reconozcan las inversiones en activos relacionados con la recarga de vehículos, y que promuevan la previsión de la demanda, la inversión temprana, estructuras tarifarias flexibles, y la colaboración entre los actores involucrados.
Entre las principales recomendaciones que recoge el documento, se hace énfasis en:
- La inversión y cooperación;
- la educación y conciencia pública;
- incentivos y políticas claras;
- el desarrollo de la industria local;
- la planificación energética;
- investigación y desarrollo y
- compromiso con la sostenibilidad
Para materializar estos beneficios, es necesario que América Latina y el Caribe avancen desde los proyectos piloto hacia la masificación del transporte bajo en emisiones, mediante una planificación integral, coordinada y participativa que involucre a los diferentes actores públicos y privados, y que considere las necesidades y características de cada país y región.
“Solo a través de un enfoque integral se podrá lograr el equilibrio entre incentivos y la necesidad del consumidor de una red de carga confiable y accesible”, concluye el documento.
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